Al parecer la Ministra de Sanidad Ana Mato se está acostumbrando a volar sin pagarlo. Según un informe de la Agencia Tributaria entre 1996 y 2006 la trama Gürtel financió a Ana Mato y a su ex marido Jesús Sepúlveda viajes y celebraciones cuyo valor asciende a 49.745 euros. Entre estos viajes destaca uno a Disneyland París del que el partido popular financió una parte que ascendió a 3.635 francos franceses (unos 555 euros).
Ante estos hechos la Ministra se ha limitado a decir que no conocía de donde procedía el dinero. Hay una cosa que la señora Mato parece haber olvidado. El desconocimiento no es razón suficiente para no ajustarse estrictamente a la ley.
Hoy en día nuestra clase política se ha acostumbrado a recibir una serie de “compensaciones” (léase sobres, subvenciones, contratos,…) sin pararse a mirarles el diente olvidando que “el dinero no cae del cielo” y que siempre se esperará algo a cambio.
Otra lectura de estos casos son las explicaciones que los implicados dan ante la opinión pública. Respuestas como: “no lo sabía”, “eran cantidades pequeñas” o “no era consciente de estar haciendo nada incorrecto” inundan nuestros telediarios y periódicos insultando nuestra inteligencia. ¿De verdad no es consciente de estar haciendo nada incorrecto alguien que recoge un sobre bajo una piedra o quien se entrevista con un supuesto empresario en una gasolinera un domingo por la tarde?
Las instituciones españolas están cayendo en el más absoluto descrédito y, en mi opinión, ya es hora de que los ciudadanos digamos alto y claro que ya está bién y que hasta aquí hemos llegado.
La tan traída y llevada coletilla de que “la culpa es de los políticos” no puede servirnos más tiempo como coartada ante nuestra propia responsabilidad en cuanto a miembros de una sociedad. Los políticos de cada país son un reflejo vivo de la misma y, por lo tanto, todos somos en cierto modo responsables de estos desmanes.
La democracia no es simplemente el hecho de depositar un voto en una urna cada 4 años. Debemos velar por el correcto funcionamiento de nuestro entramado político si queremos volver a confiar plenamente en el sistema.