Un universo de movimientos Geométricos

Os presento un itinerario por Santiago de Compostela para recrearnos en la bella arquitectura de la ciudad y descubrir el barroco de placas

El Barroco creó las nuevas perspectivas urbanísticas, fue como una impronta transformadora de la ciudad. Dio lugar a un verdadero teatro de escenas espectaculares, graníticas, donde el espectador será partícipe de las mismas siendo abordado en todo momento por el factor sorpresa. Este estilo tomó en Galicia modos y formas de gran personalidad, realizadas por aquellos artistas que se encuentran tocando el final de la época barroca.

 

En este caso vamos a seguir las huellas de dos arquitectos y sus sucesores, que fueron sin duda los que rompieron con todo, basándose en las formas geométricas, la belleza del boceto desnudo contrapuesto a la ornamentación compuesta por motivos vegetales. Nos referimos a Simón Rodríguez y su fiel seguidor Fernández Sarela.

Simón Rodríguez (1697 – 1751) nació en Compostela y trabajó en la catedral de Santiago con el Maestro Andrade, allí conoció a Fernando de Casas y Novoa.

De la mano de Simón Rodríguez nos acercaremos al barroco de placas.

Es posible que uno de los primeros ensayos del maestro fuera la iglesia de San Fiz de Solovio (1703-1713), que se encuentra en el mercado de abastos. La torre del campanario se asienta sobre una base semicilíndrica apresada por las cubiertas como una tenaza, produciendo la sensación de fluctuación a pesar del voluminoso material granítico. Este ejemplo sirvió para otras iglesias como la de Santa María Salomé situada en la Rúa Nova.

Pero la obra magistral, sin duda, es la fachada de Santa Clara 1719 (se encuentra pasando San Roque), un soberbio retablo pétreo, toda una bella provocación, desafiando a cualquier antecedente, desapareciendo el motivo vegetal dando paso a un universo de movimientos geométricos. La fachada se precipita hacia la calle formando con el muro del convento una L, rematando en la parte derecha con pilastras. La escalinata avanza hacia la puerta, creándose una compresión en la parte central en ascenso, para ganar en volumen y entrar en un sinfín de discursos entre volúmenes macizos, vacíos, frontones fragmentados, encasillamientos, volutas, molduraciones irregulares, láminas semicirculares, grapados….. Toda una ingeniosa ocurrencia, para rematar la parte superior con una escena acrobática de tres cubos. El cubo central desencadena una sensación vertiginosa sobre todo el escenario.

 

¿Se adelantaría Simón Rodríguez a las escuelas del cubismo del siglo XX de Juan Gris, Georges Braque y Pablo Picasso?, ¿Pudo el joven Picasso en su corta estancia en A Coruña haber conocido la fachada de Santa Clara? Pues sinceramente no lo sé, quizá es una sugerencia demasiado atrevida por mi parte.

 

 

 

Seguiremos a nuestro maestro hasta el convento de San Francisco.

 

 

 

 

 

El proyecto es del año 1741. Aquí el maestro realiza una magnífica fábrica, en la que utiliza los recursos ya ensayados en las obras anteriores, pero ciertamente va dando paso a la consolidación del neoclásico.

El juego de luz sobre las bóvedas de cañón hacen de la masa granítica una extraordinaria obra de gran esbeltez, los planos trasmiten un gran equilibrio en espacio. Simón Rodríguez murió sin ver concluida esta última obra.

El otro gran maestro es Fernández Sarela, nació en Santiago de Compostela (1716 -1765), hijo de Francisco Fernández, maestro arquitecto. Trabaja bajo el encargo de Fernando de Casas en la fachada del Obradoiro con Lucas Ferro Caaveiro.

Nos acercaremos hasta la Praza do Toural, aquí se encuentra uno de los palacios civiles más hermosos de Compostela, ejecutado por Fernández Sarela en el año 1750, el Pazo de Bendaña.

La fachada situada en la Praza do Toural, nos muestra en su portada estampados geométricos creando un bello equilibrio entre los balcones, como tiestos relanzan a los ventanales de fino enrejado barroco de la escuela compostelana. La fachada queda rematada con el escudo de los marqueses de Bendaña y la figura de Atlas con el Globo Mundis.

Aprovecharemos para dar una vuelta por la Rúa do Vilar y recrearnos en otros edificios de la manufactura del maestro Sarela; La Casa del Deán realizada entre 1747 y 1753. En la portada las volutas arrancan debajo de los ventanales y asciende el enmarcado en forma de pirámide, para convertirse en la parte superior, debajo del balcón, en una tormenta de piedra.

 

Realizó diversas obras en la ciudad, pero su obra más importante es la Casa del Cabildo, situada en la emblemática Plaza de Platerías, la fachada es un verdadero atrevimiento, creando una cortina ornamental de grandiosa magnitud y de este modo embelleciendo la plaza.

Se pronuncia una poderosa cornisa con entrantes y salientes, encajándose con pilastras y baquetones planos en forma de placas y volutas de orejones en torno a los ventanales. Debajo de la cornisa, las pilastras forman entre los ventanales de la parte superior una guirnalda, provocando la sensación de movimiento. La parte superior está coronada por una gran balaustrada con pináculos y el escudo del cabildo. La obra quedó concluida en el año 1758.