Atascados en la indecencia ahogan sus incómodos pensamientos, presos de la avaricia y ostentación para disfrazar sus pobres vidas llenas de odio y recelo. Y siempre, al fondo, suena el tintineo del dinero que ensordece el tormento de la verdad. Ellos aprendieron que son ready para el dinero; que el hombre siempre es superior que la mujer, que hay clases y que el dinero es el que marca esa diferencia. Aprendieron que las personas solo son eso, peones para producir. Pero tienen que aparentar que tienen corazón y sentimientos.
Entienden que son una raza superior, pero que han de mantener las apariencias y el beneplácito que les justifique sus miserias ante el mundo, de tal modo, presentan la cara de la falsa bondad. Y como si de un robo se tratara, planifican, construyen y se instalan en una mentira que disfrace la miseria de bondad.
El miedo a ser descubiertos ya es una declaración de que sí diferencian lo que está bien de lo que está mal, es la dualidad frente el poder del dinero y lo que es justo. Pero tienen que salvar el temor frente a las miradas acusadoras de reproche del entorno…Sin embargo, para ellos lo importante es quedarse con el botín. La defensa es el ataque, es el disparo de la calumnia en boca, es la respuesta a una inexcusable indecencia.
Ser practicante de una religión como comodín para que perdone la tiranía, el egoísmo y la avaricia es engañarse a sí mism@ o querer engañar al mundo.
El infierno y el cielo no se escribieron para separarlos por unos padres nuestros, o por un ciento de misas…Desnudos llegamos y desnudos nos vamos, pero esta última vez seremos recordados por lo que hayamos hecho.
Allá cada cual con su conciencia, se tiene que convivir con ella durante toda la existencia, pero cuidado, la honradez y la decencia ajena no se toca, ni se puede profanar. La ley castiga a quién calumnia y no respeta el honor y la dignidad de las personas. Y el hecho de que el individu@ no conozca la ley no implica que no se castiguen estas conductas.
Qué verdades tan grandes y que bien expresadas.
No soy ni quiero ser mala ni indecente, pero ojalá! La conciencia de maltratadores e indecentes asfixien a los propietari@s de las mismas.
Probablemente en algún momento suceda