Galicia, con 15 locales inscritos en cafespendientes.es, es una de las comunidades con más adhesiones
La iniciativa “Cafés Pendientes” consiste en que un cliente pague anticipadamente y de manera altruista una taza de café a alguien sin recursos económicos. Sus orígenes se ubican en Nápoles, Italia, y su introducción en España ha sido impulsada por Gonzalo Sapiña, un joven barcelonés.
«El ser solidario puede estar al alcance de muchos», explica Gonzalo Sapiña, promotor de Cafés Pendientes en la página web del proyecto. Y, ahora, también de los vecinos compostelanos que quieren compartir el acto de tomar un café con aquellos que carecen de medios para costeárselo.
El primero en abrir la veda fue O Abrente, establecimiento sito en la calle San Pedro de Mezonzo que cuenta con una clientela consolidada de años. La medida, implantada «desde mayo», goza de una gran acogida según explica Salvador Martí, responsable del local pionero en la capital gallega. Salvador, valenciano de origen pero afincado en la ciudad desde hace años, señala que fue en Madrid su primer contacto con el café solidario: «Entré en un bar y vi la iniciativa Cafés Pendientes y es allí cuando conocí al chico [Gonzalo] porque se estaba presentando justamente, coincidencias, el proyecto en España».
«Al principio le costó arrancar» pero con el transcurso del tiempo ha ido ganando fuerza, especialmente a partir del mes de septiembre con la apertura del curso universitario, ya que los estudiantes desempeñan un papel importante en la difusión de la propuesta. «Los propios estudiantes me decían por el facebook: O Abrente tiene que estar en la iniciativa», comenta Salvador.
La dinámica es sencilla una vez que el boca a boca ha dado sus frutos y «la gente se involucra». El pago previo del café se apunta en una pizarra y sólo hace falta que alguien sin posibilidades lo solicite para cerrar la cadena solidaria.
El bar As Marías, ubicado en la calle San Clemente, no tardó en secundar la iniciativa. El negocio hostelero abrió sus puertas en el período estival con la estimulante, ahora en un sentido más amplio, bebida entre sus servicios. El sistema de recogida de fondos difiere de la de su compañero de sector: la clientela deja en un bote la cantidad de dinero que considera oportuna para la causa y se extrae en función de la consumición demandada.
El café pendiente es extensible a otros productos como bocadillos, tapas, menús, etc., aunque hay locales que optan por acompañar el café con bollería, el bocadillo con un refresco o incluso se hacen cargo de la totalidad de los costes, en caso de agotarse los recursos destinados a este propósito, para que «non se vaia ninguén sen tomar un café ou algo de comer».
La puesta en conocimiento de la iniciativa en comedores sociales y albergues municipales, así como en organizaciones que por su labor acceden a los segmentos de población más desfavorecidos, es necesaria porque «é moi complicado chegar a este tipo de colectivos», afirma una de las socias de As Marías, y porque siempre es de recibo canalizar la solidaridad de la ciudadanía para con los que sufren de manera más cruda los reveses de la crisis y su gestión.