El próximo 28 de mayo se producirá en Milán la segunda final de la UEFA Champións League entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el plazo de tres años. Soy un apasionado seguidor madridista desde el mismo día de mi nacimiento pero, por una vez, voy a hablar del Atleti.
El equipo de la ribera del Manzanares siempre ha sido un grande de nuestro fútbol (los 10 títulos de Liga, los 10 de Copa, las 2 Europa League o el título de la antigua Recopa dan fe de ello) pero no es menos cierto que siempre le ha acompañado cierto aire de fatalismo que le ha convertido en “el pupas”, apelativo que ha sido asumido con resignación por todos los seguidores colchoneros durante generaciones.
Así estaban las cosas hasta que el 23 de diciembre de 2011 llegó al Estadio Vicente Calderón Diego Pablo “El Cholo” Simeone para hacerse cargo de la dirección técnica de un equipo que se encontraba completamente a la deriva (recordemos que había sido eliminado de la Copa del Rey por un Albacete que militaba en la Segunda División B). A partir de ese instante, el técnico argentino ha sabido crear un equipo a su imagen y semejanza que, paso a paso, ha vuelto a colocarse en la élite del fútbol nacional y europeo.
Nada más llegar, Simeone llevó al Atlético a ganar la UEFA Europa League, antigua Copa de la UEFA, al derrotar por tres a cero al Athectic de Bilbao de Bielsa. Este éxito le valió para disputar la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea londinense. La aplastante victoria ante el vigente campeón de la Champións por 4-1 fue un aviso a navegantes: algo estaba cambiando en el Calderón.
Ya en la siguiente temporada, la del del año 2013, el Atlético de Madrid termina clasificado para la Champions y ganando la Copa del Rey al Real Madrid en el mismísimo Estadio Santiago Bernabeu. Esa es una de las cosas que ha cambiado el Cholo. Hasta su llegada los derbys de la capital eran territorio exclusivo del equipo blanco pero, desde entonces, ha dominado casi todos los enfrentamientos directos (a excepción de los duelos europeos donde el Real Madrid le tiene tomada la medida a su vecino).
La temporada 2013-2014 fue la de la explosión definitiva del cholismo. Con su ya famoso “partido a partido” y basándose en una tremenda capacidad de sacrificio, sobre todo en la faceta defensiva, el Atlético llega líder al Camp Nou en la última jornada de Liga y el empate logrado (1-1 con gol de Diego Godín) otorga a los colchoneros el título de Liga.
Este hito, ya de por sí histórico, estuvo a punto de verse ensombrecido por la conquista de una Champións que Sergio Ramos les arrebató en el minuto 93 para llevársela a las vitrinas de Concha Espina (se repetía la maldición de Hans-Georg Schwarzenbeck que, en el último minuto de la final de la Copa de Europa de1974, empató un partido que los atléticos daban por ganado ante el Bayern de Múnich).
Tras un año 2015 en el que el Atlético siguió compitiendo entre los mejores (tercero en Liga y eliminado en cuartos de final de la Champións por el Real Madrid) en este 2016 ha vuelto a sorprender a propios extraños al plantarse en la final de Milán tras eliminar a dos equipos, en teoría, superiores como son el Barcelona y el Bayern de Pep Guardiola. Sólo el Real Madrid le separa ya de la Orejona.
Qué lejos queda ya aquel famoso verso que Joaquín Sabina, colchonero declarado, dedicó al Atlético en la canción que compuso con motivo del centenario de la entidad rojiblanca: “qué manera de palmar”. Hoy quizás habría que cambiarlo por un: «qué manera de…ganar» .
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