El 26 de febrero, la gente de Londres se echó a la calle, como otras ciudades europeas, para mostrar el rechazo a la guerra en la ofensiva de destrucción con la que Vladímir Putin, presidente de Rusia, está castigando al país de Ucrania. El desprecio por la vida y por las libertades nos hace sentir al mundo la inseguridad terrible del siglo pasado. Creíamos haber aprendido el resultado del odio y la dominación, pero asoman de nuevo. Dolor y muerte con los mismos tintes que dejamos atrás, en la segunda guerra mundial… Este sábado pasado la multitud transcurría por Downing Street (London) reivindicando NO A LA GUERRA