El paseante de Walter Benjamin

Walter Benjamin en su obra “El Fláneur” determina escenarios de multitud como fenómenos sociológicos. En el estudio que realiza, analiza la relación que se establece entre el comportamiento y la interacción del individuo en el conjunto de la nueva situación social, y a su vez, como este hecho repercute en el aspecto físico de esa urbe que la configura. La comprensión y visualización de esta circunstancia requiere priorizar la capacidad de observación. Para ejemplarizar su exposición echa mano de la obra de otros autores que menciona en su texto como referente documental, como fuente de inspiración y crítica para el proceso. Uno de ellos es Charles Baudelaire, de clase social burguesa y que comparte la esencia del esparcimiento de Fláneur. Sin embargo, Victor Hugo se aleja de la multitud, aunque la tiene presente en su creación literaria. Ellos, entre otros autores van a contribuir en la percepción de las realidades de una época de mudanzas en los gustos de los ciudadanos parisinos, lo que provocarían ríos de tinta.

La multitud no es algo homogéneo, está integrada por gentes dispares: intereses, clases sociales e incluso personas que forman parte de un conglomerado superficial donde lo que predomina es la apariencia, la busca de una imagen alegremente pretendida. Es el público de masas, que se deja llevar por los acontecimiento como síntoma de un tiempo o un espíritu inexplicable.

Esa multitud que paseaba por los bulevares de París, cuyas avenidas eran adornadas por las luces estimulantes de las farolas y de las tiendas que han de marcar el inicio de la sociedad de consumo, equiparable a los centros comerciales modernos, a modo de plaza o calle más concurrida de una ciudad, y donde se refleja el panorama de lo que acontece socialmente, será como un barómetro en la actualidad.

El Fláneur” habla del anonimato de la gran ciudad, y en este sentido, la capacidad para observar y no ser engañado en la feroz competitividad que se establece entre los hombres. La protección de la privacidad que cada individuo debe poseer. Allan Poe indica la búsqueda del hombre en la multitud para sentirse seguro, aunque entre esa muchedumbre resulte todavía más sospechoso.

Referencia W. Benjamin que la objetividad puede ser relativa dependiendo el punto desde donde sea observada y, sin embargo, es la fuente de inspiración para un comunicador. Dikens necesitaba ver esa realidad, la llamaba linterna mágica. Otro elemento de gran incidencia que menciona la obra fue la llegada de la luz de gas, tuvo un papel fundamental para la interrelación personal en el espacio público, hacía sentir a la gente en su propia casa. No ocurrió lo mismo con la aparición de la luz eléctrica que desconcertó. Iluminaba demasiado, no había sombras, era como luz de manicomio. Esto recuerda a Platón “El mito de la caverna”

Caminar inmersos en una sociedad rodeados de gente pero sentir la más profunda soledad es un síndrome frecuente en nuestro tiempo, ahora, incrementado por las nuevas tecnologías. El alcoholismo y otra serie de enfermedades sociales es fruto de ese aislamiento sin esperanza de los hombres en sus intereses privados, de esa inseguridad que menciona Allan Poe.

“ El Fláneur “ nos presenta la apariencia de un mundo que le gustaría ser. pero que ejerce toda la crueldad sobre el más débil, un espacio deshumanizado que niega la evidencia, la inexistencia de una sensibilidad social efectiva para quien lo necesita. Un mundo donde hay que divagar en la multitud porque no ofrece todo lo que prometía. El resultado de nuestra sociedad es un corsé social convenientemente implantado, sobre todo, por el poder económico que se muestra insensible a las frustraciones humanas. Es así que las drogas o otras sustancias será el refugio a modo de válvula de escape del individuo que no encuentra comprensión en el mundo que le ha tocado vivir. Los que huyen la Walter Benjamin en su obra “El Fláneur”mirada y no quieren ver esto, son los mismos que piden perdón por vivir…Es el servilismo, seguidor de normas y apariencias sin capacidad crítica. 

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