PASEOS: No es recomendable sacarlos a pasear hasta que el veterinario no da por finalizado el programa vacunal. A partir de ahí, debemos ser comprensivos con su manera de hacer sus necesidades en todo momento y lugar. Hasta los 3 ó 4 meses no van a ser capaces de entender ciertas órdenes, entre ellas las de no hacer pipí en casa. Es típico sacarlos a pasear para que hagan sus necesidades y ellos deciden esperar a llegar a un sitio seguro: su hogar. No desesperen: para los cachorros, el mundo exterior es desconocido y necesitan un tiempo para adaptarse y coger confianza. Puede ser contraproducente reñirles o restregarles el hocico contra los pipís: el cachorro pensará que es precisamente allí donde tiene que hacer sus necesidades. Podemos intentar poner periódicos en el suelo y recompensarlos con un premio cuando vayan al sitio correcto. A esta edad (3-4 meses) empiezan a diferenciar juego y aprendizaje. Comenzaremos a inculcarles los hábitos, comportamientos y límites que deben observar a lo largo de toda su vida. Lo que aprendan en esta época inicial marcará el resto de su existencia. Son como un libro en blanco en el que hay que definir, corregir o pulir su actitud. Por eso la educación debe ser clara, concisa y contundente, que no induzca a confusión: si mamá no le deja subir a un determinado sofá, papá no debe consentir que el cachorro se acomode en este sitio (siempre puede elegir otro). Esta norma debe aplicarse del mismo modo a las demás actuaciones, o el animalito se desorientará.
DENTICIÓN: Otro proceso inquietante para los propietarios suele ser el cambio de dentición a los 3-5 meses de edad. Los perritos mordisquean todo lo que encuentran a su alcance (zapatos, muebles, plantas…). Es importante que tengan juguetes apropiados para ese fin. No conviene crear malos hábitos como darles una zapatilla vieja. Ellos no entienden entre nuevo y viejo: todas las zapatillas de la casa estarán disponibles para el juego.
HIGIENE: Una duda común es el momento del primer baño y su frecuencia. Se aconseja demorarlo hasta finalizar el programa vacunal básico. En caso de necesidad utilizaremos espuma seca, toallitas… El intervalo entre los baños generalmente no será inferior a 3-4 semanas, empleando productos apropiados a sus características: no se aconsejan champús o geles de uso humano(distinto ph, manto lipídico…)
ALIMENTACIÓN: A medida que va creciendo reduciremos el número de tomas diarias: desde 4 ó 5 se puede pasar a dos, que por norma general se mantendrán a lo largo de toda su vida. Repartiendo el alimento, evitaremos tomas impetuosas y en gran cantidad, disminuyendo el riesgo de insuficiente masticación y mala digestión-absorción o las temidas dilataciones y torsiones gástricas (muy frecuentes en razas grandes). Es conveniente no romper la pauta horaria de las comidas (el animal se desorientará) así como no cambiar bruscamente el tipo de dieta (latas, pienso o comida casera). De hacerlo, debemos procurar que el cambio sea paulatino, para que su organismo se vaya acomodando a la nueva alimentación.
Existen golosinas apropiadas para ellos. Un dulce no amarga a nadie, pero debemos ser conscientes de que un pastelito de 100 gr que sobre el peso de una persona de 70 kg supone menos del 0,2 % de su peso, en un yorkshire de 3 kg sería ¡más de un 3 %! Quince veces más. En nuestra mano está evitar el sobrepeso, cada día más frecuente.
Y en cuanto a los gatos…Son un mundo aparte. Nuestra influencia sobre su educación y comportamiento será siempre limitada.
Como dijo Marcel Mauss, sociólogo y antropólogo francés: “el gato es el único animal que ha logrado domesticar al hombre”.