Dudas injustas sobre Rafa Nadal

Yo no soy un gran aficionado al tenis. Sí he seguido más o menos la actualidad del circuito y suelo ser espectador cada año, a través de la televisión, en las rondas finales de los torneos del Grand Slam.

RafaSin embargo, el hecho de no ser un experto en el deporte de la raqueta no es razón para no dedicar estas líneas a un gran deportista y un ejemplo en muchos aspectos. Rafael Nadal Parera.

Desde aquel punto que le ganó al número uno estadounidense Andy Roddick en Sevilla en la final de la Copa Davis del año 2004 (contribuyendo decisivamente a la victoria del combinado español por 3 a 2) la carrera de Rafa no ha pareado de crecer hasta ser considerado unánimemente como uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Sus 14 torneos del Grand Slam le colocan en segundo lugar de la historia en lo que a Mayors se refiere sólo por detrás de un genio irrepetible como es el suizo Roger Federer que posee la friolera de 17 coronas e igualado a otra leyenda del tenis, el norteamericano Pete Sampras.

Más allá de los fríos números, Rafa puede presumir de ser, sin discusión, el mejor de todos los tiempos en tierra batida. Desde el año 2005 ha ganado nueve veces la Copa de los Mosqueteros que distingue al campeón de Roland Garros. Esto significa que, hasta el momento, sólo ha sufrido dos derrotas en la arcilla parisina (es muy difícil encontrar en toda la historia un dominio más grande de un deportista sobre un torneo).

A esto sumaremos los dos títulos conseguidos en la “catedral del tenis” como es Wimbledon, los dos Open USA, el Open de Australia, la medalla de Oro olímpica, los 28 Masters 1000 y un largo etcétera de títulos.

Pero más allá de su tremenda importancia como deportista, Rafael Nadal demuestra un sentido de la realidad encomiable y que le alejan de otras estrellas del deporte que dan la impresión de vivir en su propia burbuja sin ser conscientes del mundo en el que habitan.

Prueba de esta forma de ser es el reproche que el propio tenista le hizo a la ex ministra de sanidad, Ana Mato, por gastarse 1.250 euros para verle en la final del Open USA del año 2013 ante el serbio Novak Djokovic, que finalizó con victoria del manacorí. La actitud de la ministra no gustó nada al tenista español, que evitó saludarla delante de los fotógrafos.

En otra ocasión, Rafa renunció a viajar en un avión privado fletado con dinero público tras una eliminatoria de Copa Davis ya que: ”tal y como está el país no creo que sea el momento de hacerle pagar un viaje al Estado”.

Es precisamente por esta manera de ser de Rafa que me duelen especialmente las declaraciones de la ex ministra francesa de Sanidad y Deportes, Roselyne Bachelot que aseguró: «sabemos que la famosa lesión que le tuvo parado, era debido a que dio positivo en un control y se le encubrió». Una acusación tan grave como esta sólo puede admitirse con pruebas concluyentes. En caso de no tenerlas, la señora Bachelot debería pedir disculpas de inmediato.

Rafael Nadal ha decidido emprender acciones legales ante esta difamación y sólo queda entonar el grito de ánimo más famoso del mundo del tenis: “Vamos Rafa”.

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