Ensenada de buenas aguas, descubriendo Corcubión

Vista del pueblo

A los pies de la colina que se eleva hacia Occidente,

A la vera de un camino que serpea sonriente

Y a la orilla de azul lago donde moran las Ondinas,

Reclinada en la Pradera, sobre alfombra de esmeraldas,

Aromosas madreselvas y de agrestes flores gualdas,

Bajo un cielo envuelto en tules de celajes y neblinas,

Está el Hada del ensueño en vigilia misteriosa,

Arrullada suavemente por la fronda rumorosa,

Donde anidan los cantores de celestial armonía;

Es la villa a quien Natura prodigó su gran favor;

Es el pueblo que hoy añora un pasado de esplendor

Y conserva entre sus joyas el blasón de la hidalguía.

Emilio Waldomar  [Corcubión, 1875 –?)

Villa señorial y marinera. Corcubión irradia calma, una calma que se adueña de la tierra sobre la que se asienta y que acompaña la existencia de las personas que allí viven. El tiempo se mece al compás de las olas y el aire huele a salitre.

Corcubión es un ayuntamiento con una población de poco más de 1.700 habitantes en invierno, que se ve multiplicada por tres en verano; y que está compuesto por dos parroquias: San Marcos, donde se encuentra la villa principal, y Redonda. En sus 7,6 km2, el ayuntamiento, ofrece a los visitantes una amplia variedad de atractivos culturales, arquitectónicos y paisajísticos; desde castillos a pazos pasando por playas, hórreos, cabos, fiestas o iglesias.

Este enclave privilegiado de la Costa da Morte abarca una pequeña península en el centro de la ría. Un abrigo natural que favoreció el tráfico del puerto y la prosperidad de la villa en el pasado. Corcubión se lo debe todo al mar. El gran azul fue su fuente de riqueza, su vía de comunicación con el mundo, su zona de recreo. Durante la Edad Media, gran parte de la población se dedicaba a trabajos relacionados, directa o indirectamente, con la pesca. La ría acogía en sus tranquilas aguas pequeñas embarcaciones dedicadas a la captura tradicional de sardina, merluza, congrio, abadejo y también de marisco como almejas, ostras, berberecho. Era habitual ver barcos entrando y saliendo, o siemplemente faenando, en la ría. De sus aguas tranquilas y seguras deriva su nombre, Kotsko-ur-bion, del vasco “ensenada de buenas aguas”.

Jardines

El contacto con el Mediterráneo y las pujantes ciudades estado de Venecia y Génova se produjo a finales del siglo XIII. En su camino hacia el canal de La Mancha, los avezados comerciantes del sur visitaban regularmente en Corcubión. Se sabe que los venecianos hacían escala en la ría de manera clandestina, ya que en la edad media el puerto no gozaba de privilegios de carga y descarga. Desde el puerto, núcleo de origen, la villa fue creciendo a lo largo de la línea de costa adaptándose al perfil amable de la ría en ese punto. Durante esa época pasó de estar bajo el poder de la casa de los Traba a la de los Andrade y Castro para, ya en el siglo XV, acabar perteneciendo al señorío de los Altamira.

No lleva mucho tiempo recorrer el pueblo y encontrar muestras de su pasado medieval como los pazos de Traba y Altamira o las casas hidalgas adornadas con blasones. También es sencillo encontrar muestras de arquitectura marinera y de casas de indianos, a lo largo del paseo que une Corcubión con la vecina localidad de Cee. Los principales atractivos de las edificaciones de la villa son su carácter noble, su antigüedad y lo bien que, en su mayoría, han sobrevivido al paso del tiempo. Por ello no resulta extraño que, a mediados de la década de los ochenta, la villa fuese declarada Conjunto Histórico-Artístico .

Si no sabe a donde ir recomendamos recorrer las empredradas calles de la villa y disfrutar de su tranquilidad y de su particular patrimonio histórico-artístico. El azul de sus aguas y el verde de sus montañan se graban en la memoria del visitante. Pasear tranquilamente por Corcubión es todo un placer y se puede hacer en poco más de una hora. Otra ruta de interés, un poco más larga, sirve para conocer las maravillas naturales del ayuntamiento y también el Cabo de Cee, Redonda o el castillo del Cardenal. Una ruta que parte de la playa de Quenxe y recorre la mayor parte de la península que forma el ayuntamiento. En el mapa que pueden ver en este mismo post encontrarán las indicaciones necesarias para realizar tanto la ruta a pie por el pueblo como la ruta, también a pie, más larga por el ayuntamiento.

Castillo del Cardenal

Corcubión destaca por ser un punto estratégico para visitar la Costa da Morte, se encuentra cercano a Finisterre y Muros. Además, siguiendo hacia el norte encontramos Lires, Muxía, Camariñas y la pintoresca ruta de los faros. Haciendo base en el pueblo,  uno puede animarse a subir al Olimpo celta, el Monte Pindo, situado en la otra orilla de la ría y visitar la cascada del Ézaro y el mirador. En la zona hay varias playas de todo tipo, desde arenales para pasar el día en familia hasta pequeñas calas solitarias donde es muy posible estar solo.

2 comentarios sobre «Ensenada de buenas aguas, descubriendo Corcubión»

  1. Aunque no es cosecha propia, sino de autor con mucha imaginación, lo siguiente que afirman es un auténtico disparate:»De sus aguas tranquilas y seguras deriva su nombre, Kotsko-ur-bion, del vasco “ensenada de buenas aguas”.»
    Corcubión es un topónimo prerromano de origen celta o protocelta.

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