¿Y el Tequila?

teqNo importa de qué lado del mundo se viva, o se conviva, lo que sí se sabe, es que al escuchar la palabra “México” probablemente una de las primeras cosas que pueden venir a la cabeza es el Tequila, y su grito “¡Viva México, Cabrones!” muy conocido alrededor del mundo.

Una de las bebidas mexicanas muy conocidas en el mundo, pese a que hoy en día se fabrica en oriente, pero no pierde su genealogía mexicana, específicamente en la zona de occidente, donde se produce la mayor cantidad, como en el estado de Jalisco.

Totalmente mexicana, esta bebida se extrae de la planta llamada “agave azul” (Agave Tequiliana Weber), la cual es cosechada y protegida por la ley con una denominación de origen, ya que solo puede ser tequila el proveniente de Jalisco y ciertas regiones de los estados de Guanajuato, Nayarit, Michoacán y Tamaulipas, México.

Y es que en México hablar de tequila es hablar de fiesta; existen dos tipos de tequilas, aquel que es 100% de agave (el mejor) y el tequila regular hecho con el 51% de agave complementándose con caña de azúcar.

Aunque la manera correcta de beber tequila es a temperatura ambiente, hay quienes lo prefieren helado (siendo esta solo una moda) ya que el tequila debe consumirse “derecho” y sin refrigerar, es decir, en su estado totalmente puro, en recipientes de 1 onza conocidos como “caballitos” y que son similares a los chupitos españoles.

El buen tequila se toma solo, es decir en chupitos o shots, aunque se hacen algunas bebidas combinadas con la base de este licor: -la paloma, el perro salado y otros- y se complementan con refresco de sabor o jugos naturales.

Es importante destacar que existen diferentes tipos de tequila, de acuerdo a su procedimiento de añejamiento y proceso inicial; algunos de estos son:

agaveTequila Blanco, ideal para aperitivos.

Tequila reposado, que suele acompañarse con mariscos.

Tequila añejo, para acompañar con platillos fuertes.

Tequila extra añejo, que suele acompañarse con un buen postre.

Pero beber tequila no es únicamente una moda que ha inundado las comandas de los bares no solamente en México sino en el mundo entero: el tequila posee dentro de sus características la atribución de cualidades curativas. Suele sugerirse su consumo en personas que tienen problemas artríticos o de reumas: una copita –onza- en ayunas puede ser un buen paliativo.

También, dicen los expertos que el tequila funciona como relajante muscular, propiciando un mejor sueño en quien lo consume; disuelve la grasa, ayudando a controlar los niveles de colesterol y disminuirlos: acelera el metabolismo y beneficia la salud cardiovascular.

Es benéfico para propiciar la absorción de calcio, y tiene cualidades para mejorar la salud intestinal, lo que le permite ser “culpable” de evitar enfermedades como colitis, cáncer o el intestino irritable.

Algunos lo asocian como bebida que puede contrarrestar la diabetes mellitus, y otros más consideran que mezclar tequila con un poco de jugo de limón suele ser un buen aliado para eliminar el resfriado.

Esta mexicanísima bebida es baja en calorías y funciona, según algunos usuarios y estudiosos de la medicina, como un afrodisíaco natural, y también se tiene la idea que ayuda a calmar la ansiedad.

Hace muchos años, el tequila era considerado como una bebida de la clase socioeconómica baja de México, por su efecto en el organismo –excesivo nivel de alcohol que propicia ebriedad manifiesta casi inmediata- y por el precio de las botellas de la misma.

Sin embargo, algo surgió hace poco más de dos décadas y comenzó a consumirse en antros y bares de gente más pudiente, hasta convertirse en la bebida por excelencia de las mejores fiestas y convivios: su estatus cambió drásticamente, y se convirtió en una bebida para ricos, según los que consumían la misma cuando alcanzaba para comprar una botella con unos pocos pesos, y ahora un buen tequila, reposado o añejo, puede costar hasta 300 o 400 euros la botella de un litro.

Jalisco y estados aledaños tienen infinidad de plantaciones de agave en sus diversas variedades, lo que provoca que haya destilerías de pequeñas, medianas y grandes dimensiones. Muchas marcas han provocado inclusive que se falsifique.

Uno de los grandes pleitos legales que han emprendido los productores mexicanos de tequila es el hecho de que en barJapón ha comenzado a fabricarse, cuando la denominación de origen prohíbe este tipo de medidas.

Pero algo que no se puede falsificar es el hecho de estar con los amigos en una reunión, rodeando un asador y consumiendo quesadillas, frijoles charros, arrachera o fajitas de res, acompañadas de algunas bebidas, entre ellas nuestro mexicanísimo tequila que, por lo general, se acompaña de limón y sal y se disfruta lentamente.

Es, sin lugar a dudas, una bebida meramente mexicana, y cuando uno de nuestros paisanos asoma al extranjero, es común verle con un enorme sombrero de charro, alegres bigotes y sonrosado el rostro, con los ojos alegres y vivos y la garganta irritada por cantar las melodías del insustituible mariachi, o José Alfredo Jiménez que, al compás de “El Rey”, o “Camino de Guanajuato”, evoca a los grandes  amantes del México que se ha quedado en los cincuentas del siglo pasado, y que fue la cuna de los tradicionales charros cantores.

Pero, pese a que la vida sigue cambiando en gran parte por la globalización, el mexicano tequila sigue siendo uno de los sellos tradicionales que nos identifican en el mundo. La bebida por excelencia, cuya acta de nacimiento sigue siendo el estado de Jalisco, de nuestra muy mexicana patria que cantaron Pedro Infante, Jorge Negrete, José Alfredo Jiménez o Vicente Fernández, entre muchos grandes intérpretes que, en sus citas interpretaron nuestras melodías, acompañados del sombrero de charro, el zarape cruzado, y en la mano derecha su inolvidable botella de tequila!

 

¡Países muchos, pero como México ninguno!

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