Cuando la tecnología juega en contra

caja autoEn una sociedad no concienciada, o que no camina pareja a la rápida evolución tecnológica se producen desequilibrios que hemos de tener ánimo de ajustar. La gente debemos  estar pendientes, vigilantes de nuestros intereses como parte activa de este conflicto  intentando corregirlo en la medida que nos toca. La tecnología no puede utilizarse de forma que perjudique o merme la calidad de vida de los individuos, debe ser todo lo contrario. Cuando hablo de calidad, no me refiero a la superficialidad de «que rápido he hecho esta gestión y no he tenido que esperar», o bien, «fíjate lo he conseguido hacer solo». No, no es eso calidad. La mejora de la que hablo es la de que todos tengan un sueldo y un horario digno, que no exista presión en sus puestos de trabajo, etc…
Los grandes capitales tienen capacidad económica para invertir  en las innovaciones fruto de la investigación que en sus principios se pensó que podían suponer una mejora de bien común y que hoy se usan de forma cicatera por estos grupos de empresas.
Uno de estos días atrás,  salí desde Santiago a Coruña para ir a un conocido establecimiento situado en dicha ciudad. A mi regreso a casa, quedé perpleja reflexionando sobre la escasa intercomunicación personal que había tenido en la experiencia; en el viaje de ida pagué el peaje de la autopista en el automático, en el conocido establecimiento de A Coruña proliferaban las cajas de «hazlo tú mismo» e incluso para hacer la factura disponían de máquinas para la ocasión. De vuelta a mi ciudad de residencia, ya en la autopista, tenía que reponer gasolina, y claro, era sí o sí  «hazlo tú mismo», a continuación en el peaje para desembarcar en Santiago había dos controles, uno atendido por una persona y otro automático. Es decir, una atención al 50 %
Este paseo a la ciudad herculina conllevó un desembolso económico importante sin apenas intervención de personas (puestos de trabajo) para mediar ese comercio.
Invito a reflexionar sobre este tema y a poner freno a las preferencias del «Hazlo tú mismo»  para que los grandes capitales inviertan en la atención al cliente.
Todos sabemos que salir de casa cuesta dinero, y precisamente por eso quiero que me atiendan personas, para que ellos también puedan salir de casa. Quiero presencia humana que pueda beneficiarse de mi compra y cubrir sus necesidades, sobre todo, cuando tenemos millones de personas que se encuentran en el paro.

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