Las nubes de Groningen

Prendida la mecha de la oportunidad, ¿qué mejor que resucitar un viejo motor de la ciudad a través del cultivo del apetito por la comida sana, la música original, cuidados para el cuerpo y la estimulación artística y social?

En la entrañable ciudad de Groningen, capital de la provincia homónima del nordeste de los Países Bajos, la gemeentehuis (ayuntamiento) ha promovido la participación de los groninguenses en la reutilización de un edificio abandonado: la fábrica de azúcar de la Suiker Unie (Unión Azucarera). De este modo abrió paso a una propuesta útil que atiende a los intereses de los ciudadanos y explota al máximo las características de las instalaciones.

Tras haber derruido la más prominente de sus chimeneas, ignorando las protestas de antiguos trabajadores de la fábrica, familiares y muchos nostálgicos que la consideraban un símbolo histórico de la ciudad, el ayuntamiento planteó como alternativa a su demolición aprovechar el espacio para reconvertirlo en un complejo sociocultural. Hace un año y con el fin de capturar la idea perfecta para esa transformación lanzó un concurso, al igual que otros ayuntamientos neerlandeses han hecho recientemente para evitar gastos y compensar la poda al sector cultural.

 La iniciativa victoriosa debe un especial reconocimiento a Titia Punt, experta en la planificación de fiestas y eventos locales con muy pocos medios gracias a conseguir implicar a la gente. Titia, que se propuso convertir la fábrica de azúcar en el local más atractivo del Norte, es el alma materde la fundación Wolkenfabriek Groningen, cuyo combustible proviene de la contribución de los asistentes a los eventos benéficos que organiza. Su plan en vías de materialización, será el resultado del entusiasmo y la creatividad compartidos durante muchos meses de dedicación y colaboración. Concierto de Jah Bredrin frente a la Wolkenfabriek

Quieren hacer de Groningen un lugar de bienvenida y un lugar para quedarse, una fuente de posibilidades, de riqueza culinaria y cultural, usando esta meta para frenar el éxodo hacia el oeste de los Países Bajos (Amsterdam, Den Haag, Rotterdam o Utrecht).

 Habiendo llegado a mis oídos el anuncio de una fiesta benéfica con el fin de recaudar fondos para dicha propuesta, ansiosa por conocer más acerca de la metamorfosis de la reliquia de la Suiker Unie, el primer sábado de agosto salí del pueblo de Vinkhuizen en bicicleta y pedaleé durante 10 minutos hasta alcanzar mi destino…No había mucha gente y en su mayoría eran familias y amigos charlando tranquilamente mientras degustaban ensaladas de fruta, tacos, tarta o pizza casera y cómo no, niños correteando, todo al hipnótico ritmo del reggae de Jah Bredrin.

Además de los magníficos emprendedores de Groningenburritos vegetarianos de Mama Moes, una estupenda caterer,y la contemplación del impresionante edificio y antiguas fotografías de los trabajadores de la fábrica de azúcar en plena acción, pude disfrutar de un curioso experimento artístico protagonizado por una bolsa de basura, un bajo-escoba, un palo de madera y una sierra musical. El bajista, Willie Achterberg, lo describió con estas palabras: <<las nubes parecen todas iguales, sin embargo son todas distintas, cambiantes, volátiles…y eso es lo que nuestro juego musical intentó: atrapar a los oyentes con una mezcla de sonidos difusos e impredecibles; irradiar la diversidad y libertad que vestirán la nave. >>  

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3 comentarios sobre «Las nubes de Groningen»

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