True Detective: crítica sin spoilers

Tras tres días de ingesta nocturna de True Detective, he concluido la primera temporada de la que probablemente sea la serie del momento. Y no es para menos. La HBO se luce de nuevo con una serie confeccionada bajo los elevados estándares de calidad a los que nos tiene no poco acostumbrados la cadena norteamericana. Protagonizada y producida por dos figuras del Star System como Mathew McConaughey, recientemente convertido a actor serio y galardonado con el Oscar a Mejor Actor por su papel en Dallas Buyers Club, y Woody Harrelson, uno de los actores más carismáticos que ha dado la ficción televisiva, True Detective es una apuesta ganadora para los amantes del suspense y los relatos audiovisuales bien contados.

La trama es, como ya habréis inferido por el título, policiaca. Dos detectives con personalidades y formas de ver la vida muy diferentes investigan conjuntamente un caso de gran envergadura, de los que arrastran, con tanto punto oscuro y escabroso, al circo mass mediático. Por un lado está Rust Cohle, encarnado por McConaughey: inquietante, cínico, nihilista, un poco pirado y enganchado al alcohol y a la metanfetamina; y, por otro, Martin Hart, caracterizado por Harrelson: padre de familia con aire bonachón que guarda, no obstante, muchas miserias.

La verdad es que la interpretación de ambos actores es de quitarse el sombrero, hacerles una reverencia o una ola… qué sé yo… algo que implique alabanza porque ambos están que se comen la pantalla. El papel de Rust Cohle se presta más, con su inteligencia, carisma y rarezas a una interpretación de recuerdo de McConaughey (que quede claro, lo borda), pero es de justicia resaltar también la actuación de Harrelson cuyo personaje, quizás, invita menos al elogio efusivo en tanto que posee rasgos más cotidianos.

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De entre el reparto, me veo en la urgencia de destacar a la actriz Michelle Monaghan en la piel de Maggie, esposa de Hart. La dulzura y la aparente vulnerabilidad que le confiere al personaje están muy logradas. Con ella aprehendemos las frustraciones de las relaciones de pareja desde un rol femenino marcado.

La acción de True Detective se desarrolla en el estado sureño de Lousiana cuya estética y estilo de vida tan particulares la erigen en tantas ocasiones como un personaje con tanto o más protagonismo en la historia. Hablar de Lousiana es hablar de vudú, de santería, de un misticismo arraigado, de una religiosidad más o menos pagana, de cataclismos naturales… Lousiana tiene un discurso propio, y sus paisajes, extensos, rurales y frondosos, surcados por su río huckleberriano e iluminados por un sol que brilla más allí, hace las delicias del espectador. La fotografía es, por tanto, uno de sus puntos fuertes; se nota el esmero, el trabajo minucioso en ella. Siempre me ha gustado la ambientación de lluvia y oscuridad para las historias de suspense, al estilo de las novelas o series suecas y danesas que tanto me han enganchado, pero la luminosidad de esta producción estadounidense es a partes iguales enigmática y magnética.

La banda sonora es todo un acierto; casa con el ambiente que se intenta crear en cada momento y se solapa de manera adecuada a los momentos álgidos o puntos de inflexión de la narración.

Nos hallamos ante un producto complejo por lo intrincado de los hechos, el perfil psicológico de los personajes y la estructura narrativa de una historia que abarca un espacio temporal de diecisiete años. A través de flashbacks y lo que conocemos por boca de los protagonistas en el presente, vamos anudando los cabos sueltos y formándonos nuestras propias teorías.

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Con guion de Nic Pizzolatto, los ocho capítulos (de aproximadamente una hora de duración cada uno) que conforman la serie han sido dirigidos por Cory Fukunaga. El resultado obtenido no ha podido por menos que recibir una crítica favorable aplastante.

Entre los peros que le encuentro, pocos por otra parte, he de decir que deja simbología sin explicar y el speech final de Rust no llega a conmoverme: me parece forzado, metido con calzador en busca de una coherencia, una finalidad de destino para un personaje que resulta tan atrayente como perturbador. True Detective es una continuidad de esa televisión de calidad, con historias de ficción seriadas altamente adictivas, que inauguró Twin Peaks en la década de los 90.

3 comentarios sobre «True Detective: crítica sin spoilers»

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