Crítica ‘La Mejor Oferta’: cine falsificado

liya kebede y geoffrey rush en la pelicula la mejor oferta

“Las emociones, al igual que las obras de arte, pueden ser falsificadas”. Razón no le falta a uno de los personajes de esta nueva obra del sobrevalorado (no se engañen, ‘Cinema Paradiso’ no es la gran obra que muchos se empeñan en hacernos creer) realizador italiano Giuseppe Tornatore, que juega en ‘La mejor oferta’ a crear un misterio en un ambiente, el del mundo del mercadeo de arte, que a primera vista suena sugerente al servir para crear una atmósfera tan elegante y pulcra como enfermiza. Es ahí donde reside uno de los aciertos de la película, pues coloca a un plantel de personajes con personalidades excéntricas en ese ambiente enajenado y sórdido. El punto de partida proyecta interés.

Sin embargo, el problema aquí es que nos hallamos ante un cine pretendidamente trascendente, serio y que mira constantemente a Hitchcock o a Polanski queriendo mimetizar obsesivamente todos sus tics para descubrirse finalmente como una alimaña, una falsificación. Así, todo atisbo de profundidad se va diluyendo a medida que la trama y sus trucos van mostrando sus costuras, que son muchas. Con una primera media hora muy notable, durante el nudo se advierten ya diálogos y personajes impostados: el del protagonista lo es pretendidamente desde su gestación, y no es criticable, pero en cuanto el personaje femenino hace finalmente su aparición, se descubre muy poco natural convirtiéndose en un lastre que estigmatiza además la labor del resto del reparto y de la propia trama. A partir de ahí comienza un jugueteo de “ahora sí, ahora no” que consigue de forma más o menos afortunada mantener la atención. El problema es que, una vez llega el desenlace, Tornatore establece un tour de force final echando toda la carne en el asador, pero su estrategia no es lícita al optar por buscar un golpe de efecto que produce sobresalto, pero que acaba virando tristemente hacia la comicidad. Así, una vez desenmascarado el entuerto, no resta más que pensar en lo infeliz que es el protagonista,  y quizás todos nosotros. Pero eso es otra historia, y no resulta, al menos, tan fingida.

 

Puntuación: 3/5

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.